Entrevista en "La mañana y tu" de Radio Estrella

Martes 27 de octubre. Salì apresurado (no se sabe de dònde, nunca se sabe de dònde, a excepciòn de los peces). Radio Estrella 93.1 fm o por su web, està ubicada en la Av. Salamanca 675 of. 3 - Cochabamba. Allì me dirigìa, ya con calma y fumando un cigarrito para calmar la tensiòn que me perseguìa desde hace dìas, no la podìa esquivar, caramba, volteaba por la esquina, me seguìa a la esquina, cruzaba por los jardines del parque, hacìa lo mismo, ¡caramba!, la ùnica manera tal vez era fumando que podìa alejar a esa insurreccional tensiòn.

Entrè al edificio. Saludè a la hermosa recepcionista, sus gafas volvieron a mi memoria muchas situaciones vividas semanas antes, por el ascensor me arreglaba el poco cabello que me quedaba. En la oficina de la Radio esperè las instrucciones de la secretaria, tan amable como un dulce durazno, apareciò el conductor del programa "La mañana y tù", Mauricio Rodrìguez, para trasladarnos a la cabina, lo bàsico, me hizo unas preguntas pre-aire para guiarse al momento de que nos escuchen los trillones de oyentes de esa emisora.

Aunque Vanesa me dijese lo contrario, charlamos con el conductor. Y no me cansarè de decirlo pero sì me aburrirè, el guiòn usual de estas entrevistas en mi caso, contar sobre mi propuesta, dar direcciòn y compartir uno de los tìtulos que amenizarìa aquella fecha importante.

Wah. Me gustò mucho el ambiente de esa radio, la vista panoràmica que tiene de Cocha'. No durò ni quince minutos la entrevista, suficiente para alcanzar al gran pùblico la noticia de mi presentaciòn, pues considero muy importante la difusiòn aunque al final no vayan al evento, pues un sì a veces es un IS, sin embargo, el nombre se va quedando en el inconciente colectivo y puedes aparecer en sus sueños o pesadillas como sìntoma de un mensaje extraño, y te transformas en un personaje terciario... pero estàs ahì, como garrafa o gavilàn, como macho o como estrambòtico, como andrògino o como un polvo còsmico.

Me interesò mucho esa radio, aunque yo no escucho las emisoras de Cochabamba, aùn, me conviene. Bajè por el ascensor, esta vez no me despedì de la recepcionista, estaba ocupada realizando sus actividades de cargo. Yo me echè al parque de la plaza Colòn, a dos cuadras de esa emisora, encendì otro cigarro y planeaba otros atentados sicològicos contra mi persona para incentivar la creatividad que por ese tiempo estaba muy, muy oculta, entre brazos y axilas, ¡faltaba un brazo!, o un abrazo.